Y mientras te arreglo una rasta tu me recuerdas cada una de nuestras hazañas de la infancia.
Muchas de ellas se remontan a épocas muy lejanas, allá por el descubrimiento de los Hombres Grises, cuando los días de verano no tenian fin.
Sufrimos múltiples naufragios a bordo de nuestro "velerito", y acabamos aceptando que no ponerle nombre era la mejor opción. Tenía velas poco eficientes y un casco de nuez.
Estuvimos reclutadas en tierras italianas sin poder comer durante cuatro dias, vimos ballenas, tortugas y delfines, establecimos relaciones con individuos de todos los rincones del mundo...